En la producción de la lágrima humana están implicadas diversas glándulas y pequeños órganos que se encuentran en el ojo. Cualquier alteración en ellos o en la superficie ocular (trastorno multifactorial) puede suponer una alteración de la película lacrimal, que también produzca daños en la superficie del ojo.
La lágrima o película lacrimal es un líquido que se sitúa en la parte más externa del ojo y que se compone sobre todo de agua y sales minerales. La lágrima se compone de tres capas:
● Capa interna o de mucina: es la que adhiere el film lacrimal a la córnea. Hace las veces de una especie de "pegamento" o anclaje de la lágrima al epitelio corneal.
● Capa intermedia o acuosa: se compone básicamente de agua y sales minerales. Es la capa más gruesa de las tres y contiene los nutrientes que el ojo necesita. Es la encargada de hidratar propiamente al ojo.
● Capa externa o lipídica: es una capa compuesta de lípidos, que impide la evaporación de la capa acuosa. Actúa como lo hace el aceite o la grasa sobre el agua, impidiendo que la capa intermedia se evapore y deteriore.
La osmolaridad es el valor que indica la concentración en sales que hay en la lágrima. La película lacrimal en buen estado tiene una osmolaridad cercana a 300. Cuando aumenta la osmolaridad, o sea cuando la lágrima tiene una concentración de sales superior a lo normal, la película lacrimal se hace inestable, y se rompe el equilibrio necesario en la lágrima.
Este desequilibrio puede venir provocado, bien porque las glándulas lacrimales que son las encargadas de proporcionar agua a la lágrima no producen suficiente lágrima (sequedad ocular hiposecretora) o porque las glándulas de Meibomio no producen suficiente cantidad de lípidos responsables de la lubricación y de evitar la evaporación de la capa acuosa (sequedad ocular hiperevaporativa). En ambas situaciones, la concentración de sales (osmolaridad) en el ojo aumenta y esto provoca un desequilibrio y la lágrima se hace inestable.
La consecuencia final es que se produce la inflamación de la superficie ocular, que a su vez genera más inestabilidad de la película lacrimal. Es lo que se conoce como círculo vicioso del ojo seco.
Es hoy en día uno de los trastornos oculares más frecuentes y afecta a personas de todas las edades.
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